
Pasaron varios días desde el último viaje de Javier Milei a Estados Unidos, pero el bochorno sigue generando repercusiones. A pesar de haber viajado con la esperanza de una foto junto a Donald Trump —una postal que buscaba como trofeo de campaña internacional—, el mandatario argentino regresó sin la tan ansiada imagen.
Ahora, lo que parecía un desplante silencioso se transformó en algo más humillante: el propio Trump, en declaraciones recientes, se refirió específicamente a presidentes que, según él, le están “besándole el trasero” para lograr acuerdos. «Estos países nos llaman. Me están besando el trasero. Están desesperados por hacer un trato. ‘Por favor, señor, haré cualquier cosa'», lanzó ante la risa cómplice de sus seguidores.
Aunque no dio nombres, en Argentina nadie dudó a quién se refería. Milei viajó, no fue recibido, no fue escuchado, y regresó con una colección de selfies con esposas de empresarios y sin un solo logro concreto. Mientras tanto, Estados Unidos incrementa los aranceles, mantiene distancia institucional y deja que el presidente libertario se humille solo.