
Esto es durísimo. En medio del repudio generalizado por la violenta represión ocurrida durante una manifestación, una voz inesperada rompió el silencio: la propia hermana del policía que fue filmado atacando con gas pimienta a un fotógrafo. Sus palabras no solo sorprendieron por la crudeza, sino también por la contundencia con la que marcó distancia del accionar del efectivo.
“No tengo dudas de que le daría un palo a nuestra mamá o a mí”, aseguró en una declaración que rápidamente se volvió viral. “¿No viste los ojos? No tienen parámetro, son represores. Nos alejamos completamente de él”, agregó, dejando en evidencia un vínculo familiar fracturado y un temor que excede lo institucional.
La confesión deja al descubierto no solo la brutalidad policial, sino también el grado de aislamiento y radicalización que muchas veces se esconde detrás del uniforme. El hecho genera aún más interrogantes sobre los controles y la formación dentro de las fuerzas de seguridad, en un contexto donde el uso desmedido de la violencia estatal se repite con preocupante frecuencia.
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