Se vino con el pecho inflado, hablando fuerte y haciéndose el “estrella”, pero no le duró mucho el show. Apenas quiso hacerse el guapo, Rosario Lufrano lo miró fijo y con un “Ubicate. No te hagas el cocorito, que te queda horriblemente mal” lo dejó pagando frente a todos. Esa frase, seca como sopapo de cancha, lo volvió a la realidad en dos segundos.
Y ahí se pinchó el personaje. Lo que venía siendo una postura sobradora, terminó en un silencio incómodo y una mirada de “tragame tierra”. Lufrano no se comió ni una: lo cruzó sin filtro y lo mandó derechito al rincón. Si te lo cuento no lo creés, tenés que verlo con tus propios ojos.
