Luis Caputo volvió a hablar, y como cada vez que lo hace, el mercado se pone nervioso. Esta vez no fue la excepción: el ministro de Economía de Milei intentó mostrar tranquilidad sobre los pagos del año que viene, pero terminó diciendo lo que nadie quería escuchar. Con tono de vendedor de feria, explicó que no hace falta acumular reservas porque “tenemos todo un menú” de opciones: activar el swap chino, pedir ayuda a Estados Unidos o recurrir a otros bancos. En resumen, un menú de deudas nuevas para pagar las viejas.
La improvisación fue tan evidente que hasta los propios economistas oficialistas se quedaron helados. En lugar de un plan económico, Caputo ofreció una ruleta de préstamos que deja al país al borde del precipicio. Cada palabra fue una confesión involuntaria de que no hay estrategia, solo parches. Y mientras tanto, el dólar mira desde el techo cómo la realidad se les cae encima.
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