Patricia Bullrich salió con su ya gastado discursito del “banco de horas”, prometiendo viernes libres y flexibilidad laboral como si fuera un beneficio mágico. Pero en el aire, Eduardo Feinmann le clavó una sola pregunta demoledora: “¿Pero no se transformaría en un descalabro la empresa?”. Silencio, titubeos y cara de desconcierto. En segundos, el relato se cayó solo y el momento se volvió viral. Otro papelón en vivo que dejó al descubierto lo improvisado del planteo y expuso, sin filtro, el vacío detrás del slogan. 🎥🔥
