Santilli venía gorilenando como un campeón y parecía tener el libreto bien aceitado, hasta que Feinmann clavó una sola pregunta que lo dejó sin aire. Fue un golpe seco, directo y certero: ¿No habla de los trabajadores el Presidente?. La escena quedó suspendida, la verborrea se cortó y por un momento todo lo demás pasó a segundo plano.
No hace falta rebuscar para entender por qué quedó en evidencia; a veces una pregunta simple tiene más filo que mil argumentos calculados. Santilli buscó recomponerse, pero el efecto ya estaba: silencio incómodo, cara de quién no esperaba ese lugar común convertido en interrogante. MIRÁ EL VIDEO, NO TE LO PIERDAS ▶️
