
En silencio total, mientras todos miraban para otro lado, hubo un aumento que golpeó directo al bolsillo. Lo más llamativo es que pasó 4 veces en apenas 13 días y casi nadie se enteró.
Esto ocurre porque el gobierno derogó la obligación de informar los aumentos, lo que permite que los precios suban sin anuncios oficiales. Antes, cada ajuste debía comunicarse; ahora, los cambios aparecen directamente en el momento de pagar.
En una estación de servicio se registraron cuatro aumentos en menos de dos semanas, dejando a los clientes con la sorpresa en la cara. Nadie lo avisó, nadie lo explicó: simplemente subió.
De esta manera, el gobierno evita el ruido mediático y político, pero a costa de que la gente se entere tarde, cuando ya no hay forma de escapar del golpe al bolsillo.
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