
Lo invitaron para hablar de la Locomotora Oliveras, pero lo que terminó diciendo expuso una realidad que nadie quiso ignorar.
El ex boxeador Roña Castro aprovechó el micrófono y lanzó una frase que dejó en silencio al estudio: “Donde antes iban a comer 2.000 personas, hoy van 6.400. Va la gente grande, los viejitos… una cosa es contarlo y otra es verlo. Es durísimo”.
La declaración impactó como un cross al mentón. En medio de la televisión de debate y espectáculo, la crudeza de la crisis social se coló sin permiso.
Porque una cosa es escuchar cifras frías y otra muy distinta es que alguien que está en el barro lo cuente con nombre, cara y voz temblorosa.
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