Javier Milei vuelve a quedar expuesto tras sus declaraciones en el Foro de Davos, donde negó la existencia de los géneros y calificó el concepto como un «invento del posmodernismo». Sus palabras desataron un repudio masivo y una movilización multitudinaria en Argentina, dejando en claro que su discurso ultraconservador no pasa desapercibido. Ante el impacto de la protesta, el presidente ahora intenta despegarse de sus propias afirmaciones, asegurando que «nunca dijo lo que dijo» o que sus palabras fueron sacadas de contexto.
Sin embargo, los registros son claros. En su intervención en Davos, Milei no solo atacó la idea de los géneros, sino que reforzó su alineamiento con la ultraderecha global, despreciando las luchas feministas y los derechos conquistados en las últimas décadas. Pero lo que quizás no esperaba era la magnitud de la respuesta: miles de personas en las calles, sindicatos, colectivos feministas y organizaciones sociales rechazando su postura y exigiendo el respeto a la diversidad.
El gobierno enfrenta un dilema. Cada vez que Milei lanza uno de sus discursos provocadores, la reacción social se multiplica. Y por más que ahora intente matizar o negar sus palabras, la realidad es que su política de ajuste, recortes y discursos de odio encuentra un límite en la movilización popular. Esta vez, el mensaje de la gente fue claro: no van a permitir que el país retroceda en derechos.