
Javier Milei salió al cruce de una denuncia del periodista Mauro Federico, quien contó que el presidente habría despedido a todo el personal de cocina de Casa Rosada y de Olivos porque cree que quieren envenenarlo. La reacción de Milei fue, como ya es costumbre, un ataque cargado de insultos, sin pruebas ni aclaraciones.
Pero en medio de ese descargo lleno de agresiones, Milei terminó revelando algo insólito: reconoció que no tiene olfato. Sí, el presidente de la Nación confesó públicamente que perdió el sentido del olfato. Esa frase, lejos de apaciguar la polémica, encendió aún más las críticas.

Jorge Rial recogió el guante y le respondió con una dureza pocas veces vista. En su programa, el periodista enumeró una por una las cosas que, según él, también le faltan al presidente: cariño, contención, amor por la patria, solidaridad con los jubilados y los niños, salud mental, equilibrio emocional… y mucho más.
Pero lo que más retumbó fue la frase final de Rial. Con ironía y puntería, cerró diciendo: “Mi perra está viva”, en referencia a la obsesión de Milei con su perro Conan, fallecido hace años pero a quien aún sigue mencionando como si estuviera presente.
