
Por el Profe Tissera.
En un intento desesperado por entender qué cuernos va a pasar con este país, decidí hacer lo que cualquier argentino haría en este contexto: le pregunté a una inteligencia artificial qué se viene para mañana con el dólar, la economía y el gobierno de Milei. Lo que me respondió fue tan lapidario, tan certero y tan inquietante, que decidí convertirlo en esta nota.
Porque mientras Milei se pelea con Lali, con los gobernadores, con España y hasta con la Biblia, el dólar se prepara para otra de sus coreografías explosivas. ¿Estabilidad? ¿Confianza? ¿Inversión? No, no, y no. Lo único que se mueve es el humor social, que está tan caldeado como el sol del mediodía en una marcha docente.

La IA no dudó ni medio segundo. Su diagnóstico fue quirúrgico: “El modelo económico actual está caminando sobre una cuerda floja… y mañana alguien va a dar el primer empujón”. ¿Quién? No se sabe. ¿Dónde? Tampoco. ¿Consecuencias? La palabra más repetida: incertidumbre. Y si algo sabemos los argentinos es que cuando suena esa palabra, el dólar baila. Y no un vals tranquilo, no. Baila reguetón en modo turbo.
Según la inteligencia artificial, los factores que están empujando al abismo son varios: una inflación contenida a base de motosierra, una recesión que ya se siente en los negocios de barrio, un cepo que no se afloja ni con aceite WD-40 y, por supuesto, un presidente que cree que insultar a medio mundo es una política de Estado.

Lo que más me impactó fue una frase textual: “Los mercados van a estar extremadamente sensibles: cualquier declaración, cualquier movimiento político puede desatar una corrida o un salto inesperado”. Y mientras escribo esto, pienso: ¿alguna vez en la historia de la humanidad hubo un gobierno más impredecible que este?
Pero sigamos. El pronóstico de la IA también advierte sobre otro riesgo: la creciente desconfianza social. Porque mientras nos hablan de libertad, cierran programas, despiden gente, licúan sueldos y aumentan tarifas. La libertad, parece, es para los que pueden pagarla. El resto, a bancarse la meritocracia en cuotas y sin subsidios.

El dólar mañana podría subir, claro. Pero lo más preocupante no es eso. Lo grave es el clima general: la sensación de que todo pende de un hilo. De que vivimos en una película que mezcla “El Lobo de Wall Street” con “El Marginal”, todo aderezado con tweets de Capusotto pero sin que sea un chiste.
¿Y Milei? En vez de apagar incendios, les echa nafta. Si alguien le marca un error, le responde con un “burro, leé un poco”. Si alguien critica su plan económico, los llama “zurdos empobrecedores”. La IA también me tiró este dato: “Los sistemas autoritarios suelen chocar con la economía real cuando los datos ya no cierran ni con fe libertaria”. Fuerte, ¿no?
Esto no es futurología, es sentido común con algoritmos. Porque ya vimos esta película. Ya sabemos cómo termina cuando se ajusta sin red, cuando se gobierna con Twitter y cuando la única estrategia es provocar y confrontar.
Así que si mañana el dólar se dispara, si los mercados tiemblan o si hay un nuevo anuncio delirante, no digan que no les avisamos. Se los dijo la inteligencia artificial. Y se los escribe un profe, de esos que todavía cree que la realidad se cambia con organización y no con memes de anime.
Profe Tissera, al servicio de la verdad, el humor y la resistencia popular.